jueves, 6 de agosto de 2009

AMOR, TRISTEZA, LLANTO



Hace una bonita noche, es tranquila, apacible, callada, nada se mueve a mi alrededor, todo es como siempre he deseado, ni en mis mejores sueños he vivido una noche parecida, aunque no es la mejor que podría tener.

He salido a pasear por aquellos rincones donde siempre estábamos juntos, he buscado en cada árbol, en cada banco, incluso en cada terraza donde solíamos tomar un café, algo que me recuerde a ti, pero no hay nada que consiga retener en mi memoria, todo son imágenes borrosas que se pierden en mi memoria como polvo que se lleva el viento.

Pero la noche sigue siendo bonita, en lo más alto del cielo se ve una Luna brillante, rodeada de miles de estrellas, seguro que alguna de ellas eres tu que me acompaña en este recorrido, en este largo paseo, donde siempre me acompañabas cada noche. ¿ Como debe ser ese lugar en el que te encuentras ?, ¿ Qué hay ahí arriba ?, quien sabe, lo único que sé es que un día te marchaste y ya no estamos juntos, te perdí como si nada, cuando menos lo esperaba, te fuiste de mi lado y dejaste mi corazón triste, apagado, hundido en la miseria y herido mortalmente.

Contigo se fue mi amor, mis alegrías, mis ilusiones, ya no tengo nada, he perdido todo aquello que me hacía luchar, me voy yendo lentamente a tu encuentro, me dejo llevar hacia el camino luminoso que me enseñe la puerta donde te encuentras, porque sé que no podré amar a nadie más como te amé a ti.

Y ahora cada noche encerrado en un cuarto vacío, triste, sombrío, encuentro llanto amargo, miles de lágrimas de cristal que atenazan mi existencia es mi único consuelo, es lo que me queda. Si vieras mis ojos tristes, ensangrentados de tanto llanto, apagados, sin brillo, y nada puedo hacer, nada puede impedir que poco a poco me vaya alejando hacia mi destino, hacia ese lugar en el que seguro que entre miles de almas vagabundas tu estarás esperándome.

Aquí dejo estas palabras, mis últimas palabras, cerca del mar donde por primera vez te besé, donde tuvimos nuestras primeras caricias, nuestros primeros silencios de amor. Aquí dejo escrito este último recuerdo de ti, este último adiós, el cual lanzaré al mar para que navegue hacia ningún lugar, sin rumbo fijo. Quizás alguien encuentre mi carta, quizás alguien lea estas pequeñas palabras, da igual quien sea, en que lugar, no me importa si al final este escrito se pierde en el mar, lo que importa es que mañana llegaré a tu encuentro, y volveré a ser feliz.

Te he amado siempre, te amaré eternamente, pero ahora mi tristeza es mayor por no tenerte conmigo, mi corazón no quiere seguir latiendo y mis ojos no dejan de llorar por tu ausencia, por eso hoy, en esta última noche de recuerdos, en este último paseo, diré adiós a este mundo para reencontrarme contigo en otro largo paseo de eterno amor.

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