martes, 24 de noviembre de 2009

AVE MARÍA

De rodillas iré al altar,
a rezarte a ti, Ave María,
porque desde que te conozco,
siempre has estado aquí conmigo.
Y te llevaré rosas a tus delicados pies,
con las manos ensangrentadas de pelear en tu nombre,
derramando pequeñas lágrimas de cristal,
que al caer en el frío suelo que me acompaña,
escriban tu nombre, Ave María.
Porque siempre estás en mi pensamiento,
aún cuando la tristeza oscurece mi corazón,
mis ojos se ciernen en profundo sueño,
y mi cuerpo se vuelve inmóvil ante el paso del tiempo.
Y al llegar a tu recinto sagrado,
rociaré mi cuerpo con tu aroma,
me postraré ante ti para susurrarte mis deseos,
y en cada palabra que salga de mi boca,
te contaré la feliz historia de mi vida.
Escribo para ti, Ave María,
sagrada mujer postrada en un altar,
fuiste grande cuando estuviste en vida,
más grande eres ahora que tus palabras calladas,
cuentan aquello que casi nadie quiere escuchar.
Escribo para ti, reina del cielo,
que algún día cuando mi cuerpo se convierta en hielo,
pueda postrar mi alma delante de ti,
para agradecerte con un dulce beso,
todo aquello que siempre hiciste por mi.

martes, 17 de noviembre de 2009

PEQUEÑO LUCHADOR DEL MUNDO


Te he visto correr por ese inmenso pasillo,
lleno de vida y sin embargo triste de corazón,
tus diminutos pies doblados a cada paso de tu recorrido,
pero en tu cara la felicidad de un niño.
Te he admirado por la valentía de caminar,
mis ojos han derramado intensas lágrimas,
por el sacrificio que pones al luchar contra las adversidades,
y en tu pequeño mundo singular donde sólo vives de felicidad,
buscas entre juegos inocentes vivir tu propia existencia.
Y la gente que te rodea te observa atónita,
busca palabras para describir aquello que ve,
intentan encontrar donde reside la fuerza de tu corazón,
y en esos momentos que guardarán siempre en la memoria,
forjarán incrédulos la historia de ese pequeño luchador.
Y seguirá viendo la vida a su manera,
sin preocuparse de lo que encuentre en su camino,
le dará igual si algunos se compadecen de él,
porque quien de verdad merecerán su compañía,
serán aquellos que siempre han estado a su lado.
Pequeño luchador del mundo,
que forjas cada paso de tu vida con una sonrisa,
que vives de juegos inocentes que apagan la tristeza de tu corazón,
pequeña vida que describe la vida sin apenas hablar,
sigue el camino que te lleve a ser lo que tu quieres,
sin dejar de gritarle al mundo en tus silencios callados,
que tu también mereces tener tu pequeño rincón de felicidad.

martes, 10 de noviembre de 2009

EN LA INMENSIDAD 2


En la inmensidad de un corazón perdido guardo tus palabras,
en cada uno de sus latidos llevo un recuerdo tuyo,
en cada arteria de él guardo las historias imposibles,
y cada trozo de sangre que me hace sentir vivo,
lleva las letras que componen tu nombre.
En la inmensidad de mi cuerpo llevo miles de sueños de amor,
en cada músculo que lo conforman llevo un recuerdo de ti,
en cada trozo de piel guardo las heridas por tu ausencia,
y cada lágrima de sudor que recorre todo mi cuerpo,
ahoga mi pequeña soledad mientras no tenga la ternura de tus caricias.
En la inmensidad de mi cara llevo ilusiones y esperanzas,
en cada lágrima derramada de mis ojos, la tristeza por tu lejanía,
en mi boca de caramelo, la sonrisa fingida de la felicidad,
y en cada pelo que cubre mis pensamientos,
van las sombras del hombre que antaño fui.
En la inmensidad de mi mano llevo el dolor de no poder acariciarte,
en cada línea que la componen, guardo un recuerdo del pasado que ahora es olvido,
en cada dedo que me ayuda a escribir mis historias,
se esconden las letras que me ayudan a contar nuestro pequeño cuento de amor,
aunque ahora tu ausencia me susurre trozos amargos de tristeza,
mis manos esconden en pequeños rincones ocultos,
el deseo de recorrer tu figura para describir la realidad de un eterno amor.
Porque en la inmensidad de todo mi ser,
en todo aquello que represento en este largo paseo de la vida,
moriré amándote hasta desfallecer,
para elevarme después a la inmensidad de ese cielo azul,
llevándome conmigo tu último beso de amor.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

UNA PEQUEÑA CARTA DE AMOR

Despierta el día como siempre, frío, vacío, rodeado de paredes que no me hablan pero escuchan mis gritos callados de amor, aquellos que llevo en el corazón y guardo dentro de mi cada instante que tu ausencia mata mis sentidos y ahoga mi existencia.

Y sentado en el rincón de las palabras perdidas, en esa ventana donde las historias se pierden entre luces destelleantes y los recuerdos son fantasías imaginarias que alguna vez se harán realidad, escribo una pequeña carta de amor, donde cuento la historia de dos corazones que por azar encotnraron el camino que nunca buscaron y viven el cuento de hadas que en los cuentos infantiles siempre se hacen realidad.

Pero tu ausencia sigue cortando la respiración de mi alma, pronto será nuetro ansiado encuentro, en el que por primera vez nuestros labios robarán nuestros sentidos con un tierno y dulce beso apasionado. Será en ese mágico instante donde nuestras manos se unan para siempre en el largo recorrido de la vida y nuestros cuerpos sientan el inmenso escalofrío que nos deje atónitos, impasibles, quietos y callados, para que en nuestros silencios describamos la felicidad que a partir de ahora vamos a compartir.

Y cuando por primera vez crucemos el umbral de nuestro pequeño hogar de recuerdos imborrables, que siempre llevaremos con nosotros con el paso del tiempo, podamos curar las heridas del pasado que a veces no podemos olvidar, para caminar juntos por este mundo vanal y muchas veces incomprendido.

Quisiera saber porque te amo, o porque mi corazón tiene ganas de desgarrarse en pequeños corazones que llevan tu nombre escrito a sangre y fuego, quisiera comprender porque una vez sufrí el inmenso dolor de la amarga tristeza por amores confusos, y ahora mis sueños imposibles se convierten en la realidad que nunca me acerque de nuevo al llanto amargo y la muerte del alma.

Y en esta pequeña carta de amor, en este rincón de palabras perdidas entre luces destelleantes, quiero gritarle al mundo que te quiero, deseo convertir las paredes vacías que me rodean en fotogramas de nuestra pequeña historia de amor que siempre guarde en mi memoria, y cada nuevo despertar, el calor de tu cuerpo me resguarde del frío, mis gritos callados de amor sean susurros que regalarte cada mañana, y el vacío que ahora me acompaña, se pierda en el olvido para envolverme contigo cada noche en el deseo más profundo de amarte.

Y así en ese último instante en el que mi cuerpo se eleve a los cielos, justo antes de que mis ojos se cierren en para no despertar nunca más, pueda llevarme conmigo tu último beso, tu último recuerdo, y allí donde las almas se pierden entre nubes blancas de algodón, buscar un rincón donde esperar reencontrarme de nuevo contigo.