martes, 16 de junio de 2009

SOLEDAD, QUE TRISTEZA Y QUE VERDAD




Soledad, amarga soledad,
te acompaña en algunos momentos de tu vida,
portando a tu corazón la imborrable huella de la tristeza,
dejando en tus ojos lágrimas ensangrentadas,
que lentamente ahogan tu corazón,
aquel que una vez hablo con la verdad de
palabras que no se oían y hablaban de amor.
Aún recuerdo esos amargos momentos,
esos instantes en los que el mundo se vino abajo,
cuando me dijiste adiós, cuando me abandonaste,
cuando devolviste a mi vida la oscuridad y la muerte,
me quitaste la vida sin apenas decir nada,
y todo aquello que me hacia vivir,
me eleva lentamente al cielo.
Mi cuerpo se pierde entre fríos sepulcrales,
todo se vuelve inestable, inerte,
el dolor agudiza en mi alma, en mi corazón,
mi mente se desgarra en cada recuerdo tuyo,
la felicidad se pierde como polvo que se lleva el viento.
Debería luchar por resurgir,
olvidar la soledad, la tristeza amarga que ahora me acompaña,
debería encontrar el amor que nunca debe perderse,
recorrer de su mano el largo camino de la vida,
volver a ser vida y no llanto de muerte,
quiero encontrarte, quiero tenerte otra vez en mí,
para darte el beso de amor que nunca termine,
y poder describir lo bello que es vivir
en cada mirada furtiva que tenga contigo.

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